¿Qué pasa con la piel al final de su vida útil?

Verificación de hechos: ¿Qué pasa con la piel al final de su vida útil?

¿Qué pasa con la piel al final de su vida útil?

¿Qué pasa con la piel al final de su vida útil?

La longevidad es el punto fuerte de la piel. Lo más hermoso es que se puede reparar, restaurar, disfrutar durante toda la vida y ser transmitida de generación en generación. Sin embargo, a pesar de su durabilidad, la gente continúa desechando sus artículos de piel. Solo en la industria del calzado, se estima que 22 mil millones de pares de zapatos al año terminan en el relleno sanitario . La pregunta es, ¿qué pasa con toda esa piel desechada? Sabemos que la piel es biodegradable, pero ¿qué significa eso y qué tan rápido se descompone?

Las pieles de animales naturales y sin procesar son biodegradables y se descomponen de forma natural en un espacio de tiempo relativamente corto. Sin embargo, las pieles procesadas (es decir, la piel curtida) puede tardar entre 10 y 50 años en descomponerse, dependiendo de diversos factores. Para empezar, el proceso de curtido que se usa para estabilizar las pieles y convertirlas en un material utilizable y duradero, también transforma la química de las fibras de la piel, lo que dificulta que se descompongan las enzimas. El proceso de acabado también tiene un efecto. Por ejemplo, el betún para zapatos y otros tratamientos pueden hacerlos resistentes a la intemperie, pero también reducir la velocidad a la que se biodegradan. Los herrajes como cremalleras, cierres y hebillas también juegan un papel importante. Por lo tanto, si bien la piel en sí puede biodegradarse, cualquier adorno adicional puede llevar más tiempo. Por último, algunos zapatos de piel utilizan suelas de goma o plástico. Dependiendo de la composición química, estas podrían tardar 100 años o más… O hasta puede que nunca se biodegraden.

 

Podría ser mejor

El tiempo que tarda la piel en descomponerse sigue siendo una fracción de los cientos de años que tardan los plásticos y los materiales a base de combustibles fósiles. Después de ser desechados, estos sintéticos suelen permanecer entre 500 y 1,000 años, emitiendo gases nocivos y creando una sopa de plástico en nuestros océanos que daña a los animales y a la vida marina y afecta a la salud humana. Esto se aplica a la mayoría de los sustitutos veganos de la “piel” en el mercado, que en gran medida utilizan una base plástica. Incluso las alternativas más naturales, supuestamente de base biológica, se mezclan con agentes aglutinantes y recubrimientos no biodegradables para replicar el rendimiento de la piel.

Sin embargo, aunque la piel supera a los plásticos en lo que respecta a la biodegradabilidad, la industria de la piel sabe que podría hacerlo mejor. Y a medida que los consumidores buscan cada vez más hacer compras ecológicas, se trabaja en lograr innovaciones para acelerar la velocidad a la que se biodegrada la piel y garantizar un “fin de vida útil” más responsable.

 

De regreso a la naturaleza

Estas innovaciones incluyen nuevos métodos de curtido como Zeology, basado en el mineral conocido como zeolita, una combinación de aluminio, arena de silicio y oxígeno, que se dice está presente en abundancia en la corteza terrestre. La piel fabricada con Zeology está libre de cromo y metales pesados y se biodegrada más rápido que la piel curtida con tecnologías más tradicionales.

Zeology ya está siendo usado de manera comercial y desempeña un papel protagónico en el pionero Return to Nature de Anya Hindmarch, una colección de bolsas hechas de piel rastreable y diseñadas para descomponerse de forma natural, sin llevarlo al relleno sanitario.

Otras diversas técnicas de fabricación e innovaciones mejoran la capacidad de las bolsas no solo para biodegradarse, sino también para compostar, de modo que cuando se descomponen, liberan nutrientes en el suelo y apoyan el crecimiento de árboles y plantas. Los productos de la colección están acabados con Activated Silk ™ Technology, una química de acabado natural hecha de proteína de seda y agua. Además, las bolsas no están forradas, cosidas con algodón biodegradable y, una verdadera hazaña de diseño, no tienen herrajes, cuentan con un cierre sin metal y un cinturón exterior para cerrar la bolsa.

En declaraciones a Business of Fashion en el momento del lanzamiento, Hindmarch dijo: “Queremos que esta [bolsa] dure para siempre, y debería durar para siempre si la cuidas. El punto es que, si ella alguna vez llegara a terminar en el relleno sanitario, se descompondría”.

Un análisis independiente confirma que “Return to Nature” es tan natural y circular como pretendía Hindmarch. En las pruebas realizadas por Eurofins BLC, la piel se biodegradó solo un 10% más lento que el colágeno puro, en otras palabras, se descompone casi tan rápido como las pieles de animales naturales sin procesar. Cuando se compostó de manera industrial, la piel nutrió el suelo y proporcionó un crecimiento de plantas un 20% más fuerte que una composta de control.

 

Cerrar el círculo

Esto es solo el comienzo. Ya hemos visto cómo la industria de la piel ha respondido a la creciente demanda de productos más sostenibles mediante la mejora continua de sus procesos de fabricación, reduciendo el uso de productos químicos, conservando el agua y reutilizando y reciclando los residuos. La mejora de la capacidad de biodegradación de la piel cierra el círculo. La tecnología y la innovación ya existen. Todo lo que necesitamos son más diseñadores y marcas que diseñen artículos de piel teniendo en mente un final de vida responsable.

 

Por Janine Maxwell