Hace 17 años la producción de piel se volvió intergaláctica. Tras fabricar productos para la región, el país y el mercado mundial, la empresa española Tenerías Omega hizo historia en 2002 al convertirse en la primera en producir piel para la Estación Espacial Internacional.
Este material fabricado especialmente se utilizó para la tapicería de protección en una instalación donde se hacían pruebas sobre los efectos de la gravedad cero en el cuerpo humano, lo que llevó la reputación de la piel en cuanto a la diversidad de usos a una dimensión completamente distinta.
Una vez que la piel demostró su eficacia en la preparación de las plataformas de lanzamiento, su presencia comenzó a extenderse en todos los centros de viajes interestelares. En este blog veremos la manera en la que la piel ha contribuido en guiar a los seres humanos hacia las estrellas.
El primer viaje al espacio exterior
Aunque la piel no se empezó a fabricar exclusivamente para los equipos de entrenamiento de la EEI sino hasta después del nuevo milenio, ya se cosía en los trajes espaciales en aquella emocionante época de la Carrera Espacial.
El cosmonauta ruso Yuri Gagarin, el primer ser humano que visitó el espacio exterior, completó una órbita alrededor del planeta Tierra en su cápsula Vostok 1 en 1961, y la piel estuvo a su lado en los días previos.
Parte del conjunto que vestía Gagarin era un traje de presión SK-1, el cual estaba fabricado en un distintivo color naranja brillante y utilizaba piel para cubrir las manos (con palmas de piel), los pies (con botas de piel) y las orejas (con un auricular de radio cubierto de piel).
La época de oro de los viajes espaciales
A partir de los años setenta, las misiones espaciales se hicieron más sofisticadas gracias a los grandes avances tecnológicos. La NASA comenzó a utilizar la piel de distintas maneras, desde el equipo de entrenamiento hasta las etiquetas con el nombre de la persona fabricadas en piel con velcro al reverso (que se colocaban en el traje de vuelo individual de cada astronauta).
En 2017, parecía que el papel que la piel desempeñaba en el kit espacial sería eliminado por completo. Reebok cambió el calzado para astronautas por primera vez en cincuenta años con la introducción de la bota espacial Floatride. Fabricadas en colaboración con los especialistas en equipamiento David Clark Company, estos zapatos le dieron prioridad a la ligereza, desplazando así a los materiales más pesados (como la piel) de la ropa espacial.
Pero, como siempre, la piel demostró su valor en otras funciones.
El espacio exterior accesible para todos
El fabricante aeroespacial estadounidense SpaceX ha hecho historia al ser la primera empresa privada en lanzar una nave espacial con seres humanos en 2020. Con Elon Musk a la cabeza, sigue encontrando nuevas maneras de ampliar los límites y las capacidades de los viajes espaciales. Incluso en las propias cabinas, las cosas están cambiando, sobre todo con la incorporación de la tecnología de pantalla táctil.
Así es: hay un plan para facilitar el control de navegación de las aeronaves de SpaceX al simplemente tocar los comandos en pantallas interactivas. Sin embargo, para que los monitores respondan de manera confiable, cada astronauta recibirá un par de guantes de piel fabricados especialmente para este fin, los cuales además ofrecen protección y un excelente agarre en el caso de manijas y botones.
Pero si SpaceX no es la empresa que convertirá el turismo espacial en una realidad, es casi seguro que Blue Origin lo será. La empresa de Jeff Bezos ya está haciendo planes para construir un impresionante vehículo público llamado New Shepard, el cual llevará a las personas al espacio en una cápsula equipada con suaves asientos de piel que se reclinan para mayor comodidad.
Es cierto. La piel no tiene límites. Abarca todos los continentes e incluso trasciende el planeta Tierra.
Foto de Niketh Vellanki en Unsplash