Un breve recorrido por la larga historia de la piel y el cuero
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La fabricación de calzado ha recorrido un largo camino en el transcurso de miles de años. A continuación les presentamos un breve resumen de cómo ha sido esta evolución.
El zapato de piel más antiguo que se conoce fue encontrado por arqueólogos en la excavación de una cueva en Armenia en 2010. De acuerdo con la prueba de carbono, data de hace 5,500 años y está hecho de una sola pieza de cuero de res con un forro de hierba.
Desde esos sencillos comienzos, la industria del calzado se ha convertido en el mayor usuario de cuero del mundo, al fabricar 14,000 millones de pares de zapatos de piel al año.
Después de la “pantufla armenia”, se cree que la sandalia es el primer ejemplo de calzado diseñado específicamente para adaptarse al pie. En el Imperio Romano (que se remonta al año 27 a.C.), el zapatero era considerado un apreciado artesano. Las sandalias para civiles solían ser unisex y se fabricaban con suelas de corcho y tiras o correas de piel. Los Legionarios, que eran los soldados romanos, tenían versiones más robustas con suelas que tenían clavos. En la época del Imperio Romano comenzaron a aparecer diferentes estilos de calzado, los cuales eran una gran señal de poder y estatus, y los soldados de mayor rango recibían un calzado más fino.
Durante la Edad Media, a partir del siglo V aproximadamente, se desarrolló el método de fabricación llamado “zapato volteado”, el cual, como su nombre lo indica, consistía en fabricar los zapatos con la piel al revés que luego se volteaba, de manera que las costuras quedaban en el interior del zapato. Esto los hizo más elegantes y, quizás, lo más importante para la época, más resistentes al agua y a la suciedad. La adición de agujetas y solapas con gancho y bucle aseguraban un mejor ajuste y permitía incluir más adornos.
El método de fabricación del zapato volteado dominó en Europa hasta alrededor de los años 1500, cuando comenzó a aparecer el método del cerco cosido (welt). En este caso, el corte, la suela y la plantilla se cosían juntas, mejorando así la durabilidad y la impermeabilidad. Este método es muy similar al que utilizan actualmente los fabricantes de calzado clásico.
Hasta el siglo XIX, no había diferencia entre el zapato izquierdo y el derecho, pero a medida que el corte y la costura de los patrones se hicieron más precisos y los zapatos empezaron a ajustarse mejor, la diferenciación se hizo más fácil y necesaria.
En 1846 se inventó la máquina de coser y el proceso de fabricación se volvió más industrial, pero la mayor parte del trabajo, que corresponde al corte y al montado, continuó haciéndose a mano.
En 1910 se desarrolló el proceso de fabricación del zapato sin costuras, lo cual dio lugar a la fabricación en masa, ya que las suelas, que siempre se habían cosido a mano con mucho esfuerzo, ahora se podían pegar con una máquina.
Pero el progreso en la fabricación no siempre se ha visto como algo bueno. Los mejores zapateros, desde las venerables empresas de Northampton, en Inglaterra, hasta los fabricantes de botas en Estados Unidos y las casas de moda italianas, siguen enorgulleciéndose de fabricar zapatos predominantemente hechos a mano. Y, por supuesto, hechos con las pieles más finas.
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